lunes, 25 de octubre de 2010

Caigua rellena

Ingredientes:
2 dientes de ajo picado
1 cebolla picada
1 cubito de carne
4 caiguas
1 pasta de tomate
50gr de pasas
50 gr de aceitunas
200gr de carne molida
4 huevos duros 

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Preparación:
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 En una sartén con aceite bien caliente, le echamos los ajos hasta que se doren, la cebolla y la carne molida. Luego que la carne está frita, echamos la pasta de tomate y las pasas, que de un hervor revolviendo y lo sacamos del fuego. Empezamos a rellenar las caiguas, poniendo el huevo sancochado y la aceituna, una por caigua y rellenamos con la preparación. Luego de rellenar todas las caiguas. Lo restante de la preparación lo llevamos a una olla, introducimos las caiguas dentro de la preparación y las dejamos cocinar. Lo pinchamos con un tenedor para ver si la caigua está lista. 
Fuente: www.cholocilindro.com

jueves, 7 de octubre de 2010

Cuy frito


Ingredientes:
4 cuyes tiernos
1 cucharaditas de ajo
1 cucharada de pisco
1/4 de taza de aceite
Sal y pimienta
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Preparación:
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Limpiar bien los cuyes enteros.
Sazonar con sal, pimienta, ajo y pisco.
Luego freírlos con abundante aceite por espacio de 5 minutos hasta que la carne este a punto.
Se sirve con:
Papa amarilla o blanca.
Ensaladas de pepinillo, tomate, cebolla, lechuga.
Ají amarillo o verde.
Crema de aji huacatay o crema de rocoto.

Fuente: www.cholocilindro.com

jueves, 30 de septiembre de 2010

Como reconocer un buen carbon


Un buen carbon, es aquel cuyo peso es ligero; vale decir esta bastante seco.
Traten de elegir carbones grandes, al menos el tamaño de un puño de una persona, no pequeños pues se perderan muy rapido.
Un buen carbón alcanza el rojo vivo en menos de 3 minutos, al cabo de este tiempo soltara un sonido peculiar, propio de un carbon seco.

Fuente: www.cholocilindro.com

miércoles, 29 de septiembre de 2010

El poder del ajo

Allium sativum, el ajo, es una hortaliza  cuyo bulbo se emplea comúnmente en la cocina mediterránea. Tiene un sabor fuerte(especialmente estando crudo) y ligeramente picante. Tradicionalmente se agrupaba dentro de la familia de las liliáceas pero actualmente se lo ubica dentro de la subfamilia de las alióideas de las amarilidáceas.
Es una planta perenne de la familia de la cebolla. Las hojas son planas y delgadas, de hasta 30 cm de longitud. Las raíces alcanzan fácilmente profundidades de 50 cm o más. El bulbo, de piel blanca, forma una cabeza dividida en gajos que comúnmente son llamados dientes. Cada cabeza puede contener de 6 a 12 dientes, cada uno de los cuales se encuentra envuelto en una delgada película de color blanco o rojizo. Cada uno de los dientes puede dar origen a una nueva planta de ajo, ya que poseen en su base una yema terminal que es capaz de germinar incluso sin necesidad de plantarse previamente. Este brote comienza a aparecer luego de los tres meses de cosechado, dependiendo de la variedad y condiciones de conservación. Las flores son blancas, y en algunas especies el tallo también produce pequeños bulbos o hijuelos. Un par de semanas antes de que el ajo esté dispuesto para ser cosechado, brota un vástago redondo que tiende a enroscarse que le llaman porrino; este porrino es una delicia gastronómica.


El ajo, es considerado, uno de los vegetales curativos, más importantes. En los últimos años, se le ha estado dando, mucha más importancia y difusión a este vegetal, y a tratar de educarnos para estimularnos en su consumo, brindándonos mucha más información sobre todas sus propiedades y sobretodo, como actúa, como medio preventivo y curativo en las distintas enfermedades.
El ajo, ayuda a prevenir y curar todas las enfermedades de las vías respiratorias.

Se utiliza para eliminar parásitos y en estos casos el jugo del ajo es uno de los mejores remedios, y aún en las especies difíciles de expulsar, se obtienen resultados sorprendentes.

El ajo produce mal aliento y transpiración desagradable, sólo por un corto período de tiempo, es decir mientras se expulsan las toxinas acumuladas en el organismo, una vez liberadas éstas, ya no se despide mal olor, ni en el aliento, ni en la transpiración, ni siquiera en la orina y las deposiciones. Esto es debido a que ese olor desagradable que se atribuyen a los ajos, no es debido a los ajos propiamente dicho, sino a las toxinas acumuladas en el organismo que, al combinarse con los activos principios eliminadores del ajo, despiden ese olor desagradable.

Esto se puede entender fácilmente con este ejemplo. Una persona que practica una alimentación sana y natural, donde el ajo ocupa un lugar preferencial, no desprende ese olor tan desagradable que se le atribuye al ajo, pero sí ocurre esto, en aquellas personas que comen ajo, pero a su vez continúan una mala alimentación, en base a alimentos ricos en grasas, embutidos, bebidas alcohólicas, etc. En estos casos lo que sucede, es que el ajo continua constantemente, eliminando toxinas, producidas por la mala alimentación, y es justamente, la constante eliminación de estas sustancias, la que producen ese olor desagradable, no el ajo.



Fuente: www.cholocilindro.com

viernes, 24 de septiembre de 2010

Como preparar un pizza

Para preparar la base

  1. Calienta el agua hasta que este tibia, y viértela en un tazón donde la puedas agitar sin temor a derramarla.
  2. Agrega la levadura y procura que esta quede completamente disuelta en el agua tibia.
  3. Agrega una cucharada de azúcar y revuélvela en la mezcla de levadura. Tapa el tazón sin sellarlo y deja que el caldo fermente por algunos minutos en un lugar templado. Agregar una cucharada de harina puede acelerar el proceso, pero el resultado puede no ser el óptimo.
  4. La mezcla fermentada esta cubierta por una ligera capa de espuma, y burbujea como si se tratara de un refresco (soda).
  5. Agrega la sal y el aceite de oliva, y revuelvelos hasta que se vea que la sal se ha disuelto. Opcionalmente, aquí puedes agregar un poco de perejil seco para agregar algo de sabor a la masa.
  6. Mezcla la harina y la levadura, y amásala hasta que obtengas una masa uniforme y ligeramente chiclosa. Para hacer esto hay muchas técnicas distintas, pero si no eres un panadero experimentado recomendaría que lo hicieras en un tazón agregando la harina gradualmente hasta que consigas la consistencia deseada. La señal ideal de que la masa esta en su punto, es cuando esta es ligeramente pegajosa, pero se desprenderá fácilmente sin dejar masa pegada en tus dedos.
  7. Coloca la masa en un recipiente enharinado que sea varias veces su tamaño en ese momento, y tápala con una tela húmeda. Déjala reposar de una media hora a una hora. Notaras un considerable incremento en el volumen de la masa.

Preparación de la salsa

  1. Coloque los tomates en una olla con agua y cuézalos a fuego lento durante unos 25 minutos. Periódicamente revísalos y dales vuelta para que se calienten uniformemente. Notaras que están listos cuando el agua comience a hervir, y los tomates comiencen a perder la piel.
  2. Introdúcelos a la licuadora con una parte del agua que empleaste para cocerlos. La consistencia de la salsa depende en que tanto licues los tomates. Para obtener un resultado que de una apariencia mas rustica y natural lícualos poco y a baja velocidad. Para obtener una consistencia mas tradicional y uniforme lícualos bastante, y a alta velocidad para obtener una salsa liquida y bastante manejable.
  3. Deshazte del la mayor parte del agua que usaste para cocer los tomates, y vierte la salsa de vuelta en la hoya. Agrega un poco de agua fresca, hasta que obtengas una consistencia ligeramente aguada.
  4. Calienta la salsa a fuego medio y agrega las especias al gusto. Agrega las especias gradualmente mientras vas revolviendo el caldo.
  5. Pela y pica el ajo en trozos pequeños e introdúcelos en una hoya pequeña con aceite de oliva. Deja que se frían hasta que veas que los trozos de ajo tienen un color ligeramente dorado. Una buena señal es también que el olor del aceite de oliva ya no es tan intenso.
  6. Vierte el aceite de oliva y el ajo en la salsa y continúa revolviendo hasta que el aceite se pierda en la salsa.
  7. Prueba la salsa y agrega lo que le haga falta para que este a tu gusto. Pon especial atención a los sabores de la albaca, el orégano, y la sal.
  8. Continúa calentándola a fuego lento, y revolviéndola de vez en cuando hasta que hierva. Déjala hervir unos diez minutos. Retírala del fuego, tápala y déjala reposar algunos minutos.

Preparación de la Pizza

  1. Precalienta el horno a unos doscientos grados durante diez o quince minutos.
  2. Usa un poco de aceite y harina para cubrir las charolas donde ser cocerán las pizzas.
  3. Esparce sobre la superficie donde vas a trabajar un poco de harina. La suficiente para sentir que la superficie tiene harina, pero no tanta como para que se vea blanca.
  4. Usando un cuchillo de sierra separa una porción de masa teniendo cuidado de no aplastarla. Recuerda conservar bien cubierto el resto de la masa.
  5. Estira la porción procurando que comience a tomar una forma redonda, pero sin aplastarla aun. El famoso truco de hacer girar la masa en el aire resulta bastante práctico si estas preparando una pizza de buen tamaño.
  6. Emplea un rodillo para comenzar a aplanar la masa hasta que esta sea ligeramente más grande que las charolas donde la vas a cocinar. Procura despegar la masa constantemente, y esparce una delgada película de harina sobre ella para evitar que se pegue a la superficie o al rodillo. Lo mismo aplica al rodillo y a tus manos.
  7. Coloca la masa sobre la charola previamente enharinada, y con el mismo cuchillo de sierra, o unas tijeras, retira los excesos de las orillas y guárdalos junto al resto de la masa.
  8. Dobla un poco los bordes para crear las tradicionales orillas redondeadas de la pizza.
  9. Deja reposar la masa por algunos minutos. De este paso depende gran parte de la consistencia de la pizza. Si tu objetivo es lograr una pizza delgada y crujiente, será mejor seguir adelante. Por otro lado, si deseas una pizza gruesa y esponjosa lo ideal será que dejes reposar la masa para que esponje un poco antes de continuar.
  10. Vierte la salsa sobre la masa empleando un cucharón grande, y procurando que quede cubierta por una generosa película de salsa.
  11. Agrega queso, especias y otros ingredientes al gusto.
  12. Coloca la pizza en el horno de cilindro, de 20 a 30 minutos, hasta que puedas comprobar que la masa se ha dorado, y los ingredientes estén cocidos. No importa si tienes que abrir el horno o levantar la pizza con una cuchara para comprobar el estado de cocción. Cada horno es diferente y también dependerá mucho de los ingredientes usados y del grosor de la masa.
  13. Saca la pizza del horno, y pártela con un cortador de pizza o unas tijeras, y disfruta tu creación.
Fuente: www.cholocilindro.com

martes, 21 de septiembre de 2010

Como saber si el pescado es fresco

Es muy importante saber elegir bien los alimentos que compramos.  Por ello, algunos consejos a seguir a la hora de la compra de un pescado fresco son los siguientes:
  • El pescado debe oler a mar, cualquier otro sera indicativo de mal estado.
  • Los ojos  deben de ser brillantes y saltones, si estan hundidos y opacos son señal de deterioro.
  • La carne del pescado debe de estar firme, de tal forma que una vez que lo cojamos, no quede rastro de la marca de nuestros dedos. Si el pescado ya tiene un tiempo la carne tiene una menor consistencia, por lo que al agarrarlo se queda la marca del dedo.
  • El pescado fresco tiene las escamas brillantes y muy adheridas al cuerpo, mientras que en el pescado de más tiempo estas se desprenden con un mero roce.
  • Las branquias del pescado fresco tienen un color rojo muy caracteristico, además de separadas, mientras que si no es fresco tienen un color marrocillo y estan pegadas.
Fuente: www.cholocilindro.com

Pan casero Peruano

Ingredientes:
  • 750grs de harina
  • ½ litro de agua tibia
  • 30grs de levadura
  • Sal (media cucharada)
Preparación:
Disuelve la levadura en el agua templada.
Mezclar en un recipiente la harina con la sal, ir incorporando el agua y remueve hasta conseguir una pasta firme y pegajosa.

Colocar la masa en una tabla, enharinada previamente, y amasa hasta que quede elástica.
Coloca la masa que utilizaste anteriormente y tápala con un paño o bolsa transparente y déjala reposar hasta que la levadura haga su efecto y la masa aumente de volumen (aproximadamente 1 hora).
Colócala de nuevo en la tabla y vuelve a amasar hasta darle la forma deseada.
Finalmente, déjala reposar durante 30 minutos más y introdúcela en el cholocilindro (caliente) a una durante 30 minutos.