viernes, 24 de septiembre de 2010

Como preparar un pizza

Para preparar la base

  1. Calienta el agua hasta que este tibia, y viértela en un tazón donde la puedas agitar sin temor a derramarla.
  2. Agrega la levadura y procura que esta quede completamente disuelta en el agua tibia.
  3. Agrega una cucharada de azúcar y revuélvela en la mezcla de levadura. Tapa el tazón sin sellarlo y deja que el caldo fermente por algunos minutos en un lugar templado. Agregar una cucharada de harina puede acelerar el proceso, pero el resultado puede no ser el óptimo.
  4. La mezcla fermentada esta cubierta por una ligera capa de espuma, y burbujea como si se tratara de un refresco (soda).
  5. Agrega la sal y el aceite de oliva, y revuelvelos hasta que se vea que la sal se ha disuelto. Opcionalmente, aquí puedes agregar un poco de perejil seco para agregar algo de sabor a la masa.
  6. Mezcla la harina y la levadura, y amásala hasta que obtengas una masa uniforme y ligeramente chiclosa. Para hacer esto hay muchas técnicas distintas, pero si no eres un panadero experimentado recomendaría que lo hicieras en un tazón agregando la harina gradualmente hasta que consigas la consistencia deseada. La señal ideal de que la masa esta en su punto, es cuando esta es ligeramente pegajosa, pero se desprenderá fácilmente sin dejar masa pegada en tus dedos.
  7. Coloca la masa en un recipiente enharinado que sea varias veces su tamaño en ese momento, y tápala con una tela húmeda. Déjala reposar de una media hora a una hora. Notaras un considerable incremento en el volumen de la masa.

Preparación de la salsa

  1. Coloque los tomates en una olla con agua y cuézalos a fuego lento durante unos 25 minutos. Periódicamente revísalos y dales vuelta para que se calienten uniformemente. Notaras que están listos cuando el agua comience a hervir, y los tomates comiencen a perder la piel.
  2. Introdúcelos a la licuadora con una parte del agua que empleaste para cocerlos. La consistencia de la salsa depende en que tanto licues los tomates. Para obtener un resultado que de una apariencia mas rustica y natural lícualos poco y a baja velocidad. Para obtener una consistencia mas tradicional y uniforme lícualos bastante, y a alta velocidad para obtener una salsa liquida y bastante manejable.
  3. Deshazte del la mayor parte del agua que usaste para cocer los tomates, y vierte la salsa de vuelta en la hoya. Agrega un poco de agua fresca, hasta que obtengas una consistencia ligeramente aguada.
  4. Calienta la salsa a fuego medio y agrega las especias al gusto. Agrega las especias gradualmente mientras vas revolviendo el caldo.
  5. Pela y pica el ajo en trozos pequeños e introdúcelos en una hoya pequeña con aceite de oliva. Deja que se frían hasta que veas que los trozos de ajo tienen un color ligeramente dorado. Una buena señal es también que el olor del aceite de oliva ya no es tan intenso.
  6. Vierte el aceite de oliva y el ajo en la salsa y continúa revolviendo hasta que el aceite se pierda en la salsa.
  7. Prueba la salsa y agrega lo que le haga falta para que este a tu gusto. Pon especial atención a los sabores de la albaca, el orégano, y la sal.
  8. Continúa calentándola a fuego lento, y revolviéndola de vez en cuando hasta que hierva. Déjala hervir unos diez minutos. Retírala del fuego, tápala y déjala reposar algunos minutos.

Preparación de la Pizza

  1. Precalienta el horno a unos doscientos grados durante diez o quince minutos.
  2. Usa un poco de aceite y harina para cubrir las charolas donde ser cocerán las pizzas.
  3. Esparce sobre la superficie donde vas a trabajar un poco de harina. La suficiente para sentir que la superficie tiene harina, pero no tanta como para que se vea blanca.
  4. Usando un cuchillo de sierra separa una porción de masa teniendo cuidado de no aplastarla. Recuerda conservar bien cubierto el resto de la masa.
  5. Estira la porción procurando que comience a tomar una forma redonda, pero sin aplastarla aun. El famoso truco de hacer girar la masa en el aire resulta bastante práctico si estas preparando una pizza de buen tamaño.
  6. Emplea un rodillo para comenzar a aplanar la masa hasta que esta sea ligeramente más grande que las charolas donde la vas a cocinar. Procura despegar la masa constantemente, y esparce una delgada película de harina sobre ella para evitar que se pegue a la superficie o al rodillo. Lo mismo aplica al rodillo y a tus manos.
  7. Coloca la masa sobre la charola previamente enharinada, y con el mismo cuchillo de sierra, o unas tijeras, retira los excesos de las orillas y guárdalos junto al resto de la masa.
  8. Dobla un poco los bordes para crear las tradicionales orillas redondeadas de la pizza.
  9. Deja reposar la masa por algunos minutos. De este paso depende gran parte de la consistencia de la pizza. Si tu objetivo es lograr una pizza delgada y crujiente, será mejor seguir adelante. Por otro lado, si deseas una pizza gruesa y esponjosa lo ideal será que dejes reposar la masa para que esponje un poco antes de continuar.
  10. Vierte la salsa sobre la masa empleando un cucharón grande, y procurando que quede cubierta por una generosa película de salsa.
  11. Agrega queso, especias y otros ingredientes al gusto.
  12. Coloca la pizza en el horno de cilindro, de 20 a 30 minutos, hasta que puedas comprobar que la masa se ha dorado, y los ingredientes estén cocidos. No importa si tienes que abrir el horno o levantar la pizza con una cuchara para comprobar el estado de cocción. Cada horno es diferente y también dependerá mucho de los ingredientes usados y del grosor de la masa.
  13. Saca la pizza del horno, y pártela con un cortador de pizza o unas tijeras, y disfruta tu creación.
Fuente: www.cholocilindro.com

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